
Una vista privilegiada desde aquel lugar.
La gente pasaba al principio algo desprevenida, interesada un poco quizás en las chucherías que mostraban los artistas. Pero un simple acontecimiento cambio el contexto del lugar y yo observé el espectáculo sorprendida.
La pequeña se puso en el balcón sonrió y comenzó a soplar convirtiendo su aliento en una mágica obra de arte. Una simple burbuja atravesó el lugar y transformó a todos en simples inocentes embobados como si jamás hubiesen visto una. Vi como aquella débil forma tenía una fuerza inmensa y hacia sonreír hasta el más melancólico.
Pasaron pocos minutos para que el lugar se llenara de alegría y todo fuese un carnaval. El viento puso de su ayuda transportándolas rápidamente y avisando a los lugares aledaños de una calle mágica, ya no era necesario soplar, él viento se encargaba de formar cada una, fueron cortos minutos hasta que el lugar estuviese lleno de personas mirando ilusionadas las débiles formas en el cielo.
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