lunes, 23 de junio de 2014

Y cuando cerraste la puerta, cuando al fin me quedé sola, me di cuenta lo que siempre fue un hecho.
Me senté frente en la habitación a esperar si regresabas, como antes. Pensé que tendría la valentía suficiente para aguantar sin respirar pero mi alma deshilachada me recordaba una y otra vez, “no volverá, es el final” y tal como lo intuí, tal como lo sentí como lo soñé y lo creí…  era yo quién te estaba desvaneciendo. ¿Entiendes ahora todas las lágrimas? Te miraba, nos miraba y sabía que no estaba bien, sabía que ninguna de las dos podría emprender el vuelo atadas a tantas ideas, hicimos mal el camino y tan sólo si realmente lo queríamos podíamos reconstruirlo, pero las ganas no estaban, lo sabíamos inconscientemente, intentamos muchas veces volver a repuntar.
Mirarte, mirarnos hermosa decadencia decorada de afecto. Tu me amaste, yo te amé, nos amamos con el alma pero no era suficiente. Supongo que ahora lo entiendes mejor que yo que a veces me creo estúpida por la decisión que tomé, pero te veo libre, como te quería, te veo dispuesta y eso me alienta. Supongo que creías que yo te había dejado pero ahora ves que sólo abrí la puerta, solo me volteé a la pared, solo deseé realmente que si querías irte te fueras. Y sería estúpido, sería egoísta pedirte que volvieras, ahora que puedes seguir así, lejos de la necesidad de un querer enfermo, lejos de la dependencia, de los miedos, las inseguridades, lejos de los errores evitables que espero que no vuelvas a cometer nunca, porque te quiero feliz, te quiero plena, te quiero amando lo que ames, te quiero sana de todas las reglas, de todas las sucias ideas, de lo que ya sabes que hicimos mal.
No juzgaría ninguna decisión, nada de lo que ahora ocurre tiene relación con lo que originalmente fuimos. El presente es resultado de todas las decisiones elegidas y no pretendo imaginar que hubiese sucedido en el caso de haber elegido otros caminos.  
 Me senté en la mitad de la habitación casi vacía, alrededor todos los recuerdos, todas las imágenes repartidas por mi vida, estaban unidas unas con otras en un enjambre que se veía armonioso, sin embargo, faltaban algunas partes. No sabía si creer que tú también las llevarías por siempre pero comprendí que razonaba ilógicamente ya que desde ahora seguiría el camino sola así es que tomé la decisión de guardarlas una por una.
Me duele querer volver a tenerte, me hace pensar sólo en mí, me duele volver a querer que todo sea como antes, porque sé que entonces no estabas así, feliz. Me duele recordar cómo nos veíamos, cuando yo sabía que realmente no estaba bien pero no era valiente.
Entonces me siento aquí a ver que hacer ahora, ahora que no tengo muy claro que caminos tomar, me siento a intentar recordar cómo se hacía antes de que llegaras aunque era todo distinto. Me siento tranquila de que hayamos hecho las cosas bien, me siento tranquila de no haberte mentido nunca, me siento tranquila de que esta hermosa historia haya terminado así  y no podía ser de otra forma. Fuiste y serás la mujer de mi vida y quizás por bastante tiempo siga creyendo que tengo muchas cosas que decirte, muchas cosas que agradecer, tantas cosas que explicarte aunque ni sepa si quieres saberlas.

Por eso dejo el libro abierto a la espera de entender de nuevo como funciona todo esto, no pretendo involucrarme pronto, no lo hice ni lo haré sin antes comprender. 

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