domingo, 10 de febrero de 2013

Historia de un gigante y un juguete


Tomo mi brazo mientras sonreía “todo estará bien” me dijo.  Yo caminaba rápido, confundida.  Comenzó a hablar, pero nunca le escuché solo asentía robotizadamente para no ser descortés, entonces se giro frente a mí, yo no me detuve, chocamos.
¿Acaso estas asustada?- me preguntó, miré su rostro, ese que había querido evitar tanto tiempo solo porque no quería despreciarle tan poco sutilmente, me demoré en reaccionar, finalmente hice una negativa. -¿entonces?- prosiguió- ¡pareces desesperada!- ¡Y lo estoy!-respondí alterada mientras  me alejándome para caminar en círculos. 
El me miró nuevamente con esa maldita obsesión de convertirme en un objeto para poseerme. Y así, poco a poco bajo su obsesiva mirada fui convirtiéndome en un objeto, mientras me ahogaba y mis lágrimas caían. ¿Por qué lloras?- dijo mientras sonreía- tu no tenias dueño  y yo vine a rescatarte.- Entonces me asusté, porque descubrí que me tenía entre sus manos y no me dejaría escapar - ¡Ayuda!- pensé. Pero me había convertido en un objeto transparente para sus ojos y el pudo escuchar mis gritos -¿acaso tienes miedo?- insistió -¿tienes miedo de mi? ¡Tú me perteneces! - yo me quede en silencio mientras sentía que no podía respirar. Él comenzó a jugar conmigo entre sus manos  y yo solo podía sentirme sucia mientras mis promesas se rompían en silencio.
Habían pasado algunos años, yo estaba aturdida de soledad, solo quería que quien me había enviado ahí  apareciera para salvarme, pero empezaba a olvidar su rostro. ¡Me había engañado!, prometió acompañarme siempre, dijo que solo tenía ojos para mí, sin embargo observaba a otra.
El gigante manipulador advirtió mis pensamientos y me tomó entre sus manos otra vez - ¡Nada puede ser tan hermoso, pero yo no voy a mentirte!- Miré el reloj, habían pasado años, resignada me di por vencida cuando me di cuenta que no vendría a buscarme - ¡Haz conmigo lo que quieras, ya nada me importa, ya nada siento, estoy rota, estoy vacía..-Ahora harás lo que yo te diga y seremos muy felices- interrumpió mientras me tomaba entre sus sucias manos y jugaba conmigo, como si no escuchara mis lamentos.
Desaparecí, o al menos eso sentía. Me dejé llevar por lo que creí acabaría con todo el daño, y en mis pesadillas podía ver que quien me había llevado hasta ahí, se iba con otra y olvidaba sus promesas, solo entonces lograba reconocer su rostro, solo entonces podía sentirme inevitablemente viva. 
Comenzaba a morir, me desangraba, hasta que vi una luz al fondo por entre las rejas de mi jaula -¿Qué estás haciendo?- dijo una voz irreconocible dirigiéndose hacia mí, mientras abría la jaula. Me tomo entre sus manos y comencé a tomar forma, a respirar y a sentir. Tomó mi mano y corrió conmigo, evidentemente venia a salvarme, ya que corríamos de el gigante que venía tras de mí pero se detuvo.
Llegamos hasta aquel lugar donde estaba la luz, yo estaba ciega ya que llevaba una eternidad encerrada, o al menos eso creía. Habíamos escapado de aquel gigante que estuvo a punto de asesinarme y quien se había quedado con mis promesas más preciadas. Comencé a reconocerme y entonces desperté con todo el dolor de lo que acababa de ocurrir, con todas las preguntas con todos los miedos, quebrada y desnuda.
¡Todo era una pesadilla, la peor de mi vida!, una pesadilla que había acabado con mis promesas, había roto mi mundo. Mas que verme desnuda, podía ver mis huesos, pues había estado a punto de morir, de desaparecer. Y el dolor, ¡oh! El dolor de todo lo que pensé, de todo lo que hice, de todos mis recuerdos y todos mis miedos, estaba atacándome sin compasión. Miré a mí alrededor, al parecer estaba sola, pero reconocí su respiración agitada, un lamento continuo.
Todo lo que había dentro de mí se calmo por un segundo, pero volvió de golpe y casi mortalmente cuando descubrí que quien había hecho que caminara hasta ahí, lo había visto todo.
Siempre estuvo en aquel lugar observándome, no me dejo sola ni por un segundo, vio como moría, como aquella pesadilla había roto cada una de mis promesas.
Me deje caer nuevamente,  y ella corrió a ayudarme ¡Despierta!-Me dijo- tu mente está jugando contigo.             

No hay comentarios:

Publicar un comentario