
Ya en el
suelo y mientras me ahogaba angustiosamente comencé a preguntarme sobre la
facilidad de algunas personas para decir “te amo”. Luego, me arrastre hasta la
entrada hasta que vi mi reflejo de frente al espejo desnuda y avergonzada. De
seguro estaba a punto de llegar y debía ocultarme.
Cuando entro por la puerta, me buscó con la
mirada, ahí estaba yo algo sobre su cama, sin respirar nuevamente perfecta
¡como la muñeca que era!
-“Quizás yo no era la indicada para sentirlo,
de hecho, esta era la primera vez que amaba a alguien, aunque nunca lo
pronuncie con mis labios, sucios labios por lo demás…”
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